Panorama económico global (2º trim. 2022)
Autor: MAPFRE Economics
Síntesis de conclusiones del informe:
MAPFRE Economics
Panorama económico y sectorial 2022: perspectivas hacia el segundo trimestre
Madrid, Fundación MAPFRE, mayo 2022
La senda hacia la recuperación económica global marcaba el inicio del año 2022, con tasas de crecimiento positivas, aunque de forma moderada. Esta recuperación estuvo condicionada por factores como la nueva variante del virus Ómicron, que gracias a la experiencia acumulada por olas anteriores, así como a la efectividad de las vacunas y tratamientos, hicieron que esta nueva fase de la enfermedad pudiera comenzar a tratarse con un carácter más endémico y normalizado; unas tasas de inflación elevadas y persistentes que comenzaban a penalizar los ingresos reales; y unas cadenas de suministro que, aunque continuaban lastrando el desequilibrio entre la oferta y la demanda, mostraban cierta mejora y descongestión en ciertas ramas de las manufacturas y el transporte.
No obstante, debido a la invasión de Ucrania por parte de Rusia durante el primer trimestre del año, el panorama de previsiones de crecimiento comenzó a mostrar un importante deterioro a nivel global. El crecimiento de los precios de las materias primas globales se ha recrudecido, principalmente en el ámbito de la energía, los derivados del petróleo y los alimentos, elevando el riesgo de disrupción económica, aunque con ciertas divergencias por regiones. Esto implicará mayores riesgos sobre la capacidad productiva y el crecimiento, y elevará el riesgo de inflación.
Este shock ha llegado en un momento en el que las políticas económicas ya comenzaban a girar desde el entorno ampliamente acomodaticio que se generalizó durante la crisis de la pandemia, hacia un enfoque de mayor endurecimiento, todavía en su etapa inicial en los mercados desarrollados y en una fase mucho más avanzada en la mayoría de los mercados emergentes De igual forma, aunque con cierto rezago respecto al canal de los precios de los insumos básicos y la energía, es previsible un deterioro que comience a afectar los márgenes empresariales y, en segundo lugar, a repercutir en el consumidor final en un intento adicional de traslación de costes, lo que daría como resultado una segunda ronda de precios más elevados, efectos base menos intensos y expectativas de inflación mayores y más duraderas. Ante tal dinámica, y dado el riesgo de desembocar en una posible destrucción de demanda, los articuladores de políticas económicas se encuentran en una delicada situación de respuesta. De un lado, se presenta la necesidad de recuperar los márgenes fiscal y monetario, así como combatir tasas de inflación históricamente elevadas mediante políticas de corte más ortodoxo; y de otro lado, la de dilatar el proceso y retomar la amortiguación fiscal ante el escenario actual de deterioro de la actividad e implicaciones en los precios. Tanto es así que una pausa en la normalización o expansiones fiscales adicionales podrían retroalimentar el problema, tal como sucedió con los cuellos de botella iniciales cuya ignición se apoyó en una demanda estimulada fiscal y monetariamente.
En el actual punto de inflexión, la dinámica de la actividad económica global se encuentra afectada por este nuevo condicionante geopolítico que implica la posibilidad de acciones desconocidas, rápida escalada, difícil solución y con potencial para desembocar en eventos de riesgo sistémico que deterioren el escenario de previsiones vía otros canales. Si bien, y en línea con lo que hemos planteado en informes anteriores, el escenario base cuenta con la base amplia de probabilidades y el escenario estresado (alternativo) presenta un enfoque de estrés derivado del mismo, donde el impacto en la actividad en este supuesto se tornaría más desfavorable y con implicaciones estanflacionarias latentes, principalmente para Europa.
En el análisis completo del informe elaborado por MAPFRE Economics Panorama económico y sectorial 2022: perspectivas hacia el segundo trimestre, que puede obtener en el siguiente enlace, aparece un tercer escenario apalancado en la posibilidad de un conflicto más amplio basado en dinámicas que, a pesar de encontrarse dentro de los riesgos de cola, tendrían el potencial suficiente para desembocar en una recesión global en 2023 (escenario de shock).