Pandemias y eficacia de los sistemas sanitarios

Autor: MAPFRE Economics

Síntesis de conclusiones del informe:
MAPFRE Economics
Sistemas de salud: un análisis global
Madrid, Fundación MAPFRE, diciembre 2018

Valorar la eficacia de un sistema sanitario en base a lo que sucede en una pandemia no es una medida del todo adecuada, porque la velocidad a la que se expande la enfermedad hace que cualquier sistema sanitario se sature, si no se toman otro tipo de medidas para evitar su propagación. Buscando una analogía, sería como tratar de valorar la eficacia del dique de contención de un puerto en base a lo que pase ante un suceso catastrófico como un tsunami, cuando no ha sido diseñado para eso.

El Indicador de Eficacia de Sistemas de Salud (IESS), desarrollado por MAPFRE Economics, trata de valorar la eficacia de los sistemas sanitarios en condiciones normales, distintas a una situación de pandemia, para un total de 180 países. Este indicador se ha construido utilizando datos sobre la esperanza de vida al nacer, la mortalidad infantil y la mortalidad de personas entre los treinta y los setenta años a causa de enfermedades no transmisibles.

Los tres primeros lugares de lista (ordenados en base al IESS) los ocupan los sistemas sanitarios de Japón, Suiza y Corea del Sur (véase la Tabla 1). Sin embargo, estos países están teniendo un comportamiento diferente en cuanto al desarrollo de la pandemia del Covid-19. Así, con datos a 4 de mayo de 2020 (facilitados por el CSSE de la Universidad Johns Hopkins), el menor ratio de muertes por cada cien mil habitantes lo presentaba Japón con 0,42, seguido de Corea del Sur con 0,49. No obstante, Corea del Sur mostraba un ratio de fallecidos respecto de los casos diagnosticados inferior (2,4% en Corea del Sur frente al 3,6% en Japón). Todavía es pronto para sacar conclusiones definitivas, porque cada día se incorporan nuevos datos y por la falta de homogeneidad en la información, ya que puede haber diferencias en el sistema de cómputo tanto de los fallecimientos como en el número de test practicados que sirven de base para la estimación del número de casos diagnosticados. No obstante, en el caso de Suiza, con un IESS superior al de Corea del Sur, se muestran indicadores significativamente peores en relación a la pandemia, con 20,95 fallecidos por cada cien mil habitantes y un 6% de fallecimientos sobre los casos diagnosticados.

Otro caso llamativo es el de Alemania, que presentaba un ratio de 8,43 fallecidos por cada cien mil habitantes, a pesar de ser uno de los países con la población más envejecida del mundo. Este dato contrasta con del Reino Unido (43,33 fallecidos por cada cien mil habitantes) o el de Francia (37,63), significativamente superiores. Alemania ha reaccionado con prontitud y ha demostrado su capacidad para realizar test a la población (desarrollado en hospitales propios), utilizando la amplia red de laboratorios de la que dispone el país. Esto le ha permitido en mayor medida detectar y aislar los casos diagnosticados para evitar el contagio y avisar a las personas que hubiesen podido contagiarse para practicarles la prueba. La experiencia vivida en el norte de Italia les ha servido como un indicador de alerta temprana, que han sabido interpretar.

Otros casos llamativos son los de Grecia y Portugal, con 1,36 y 10,34 fallecidos por cada cien mil habitantes, respectivamente, que contrasta con los datos de Italia (48,12) o España (54,42), que tienen, sin embargo, una calificación notablemente superior en cuanto a la eficacia de sus sistemas sanitarios en base al IESS (entre los diez mejores del mundo). En estos casos destaca la capacidad de reacción de Grecia y Portugal para tomar conciencia de la dimensión del problema y adoptar las medidas oportunas de confinamiento y distanciamiento de la población, que han jugado un papel relevante a la hora de controlar la pandemia.

Existen, por tanto, diversos factores, además del grado de eficacia de los sistemas sanitarios, que están incidiendo en el desarrollo de la pandemia. Entre estos se puede citar el perfil demográfico de la población, la velocidad a la que se tomaron las medidas de alejamiento y confinamiento, la capacidad de investigación, producción y de abastecimiento de material sanitario, la existencia de núcleos urbanos con grandes aglomeraciones de población, la situación como centro neurálgico con aeropuertos internacionales, entre otros factores, que están incidiendo en los distintos grados de gravedad de la situación en los distintos países.

En cualquier caso, la situación vivida llevará posiblemente a una revisión de las debilidades que hayan podido aflorar en los sistemas sanitarios. Los indicadores de capacidad (camas de hospital, camas de UCI, número de médicos, enfermeros y otro personal sanitario, entre otros) son especialmente relevantes en este sentido.

En la Unión Europea, parte de las medidas fiscales de apoyo a la economía que se están discutiendo para intentar superar el fuerte impacto económico que está provocando la pandemia, están dirigidas a los sistemas sanitarios de sus Estados miembros. Por otro lado, en los Estados Unidos se espera un incremento sin precedentes en las altas al programa Medicaid y en el uso de los mercados electrónicos denominados “exchanges” por parte de las personas que se hayan quedado sin la cobertura sanitaria que le proporcionaba su empresa.

 

En el siguiente enlace puede encontrarse el estudio “Sistemas de salud: un análisis global” elaborado por MAPFRE Economics, en el que se realiza un análisis en detalle de los sistemas sanitarios de los Estados Unidos, México, Brasil, Chile, Australia, Japón, Singapur, España, Francia, Holanda y Reino Unido. Contiene asimismo la clasificación completa de los sistemas sanitarios de 180 países en base al IESS.

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